Tumores medulares

Los tumores de la médula espinal son relativamente poco frecuentes encontrándose en un 15% de los tumores del sistema nervioso central. La mayoría de estos tumores se desarrollan del tejido neural; filum terminal, raíces nerviosas o meninges que van a ocupar espacios en el compartimiento intradural (al interior de la duramadre) y van a ser clasificados de acuerdo a su relación con la médula.

Los tumores más frecuentes que podemos encontrar son los Neurinoma, Meningioma, Ependimoma, Astrocitomas, Hemangioblastoma, dentro del grupo primario. Pudiendo también comprender un grupo extramedular como las Metástasis, Sarcomas, Linfomas y otros

tumores medulares

 

¿Cuáles son los síntomas de estos tumores?

Los signos clínicos de la mayoría de los tumores reflejan un lento crecimiento en la mayoría de los casos, cuyas manifestaciones clínicas son variables y están determinadas por la localización del tumor, pero en términos generales pueden ser de dolor, alteraciones de la función motora, sensitiva y de alteración en el control de los esfínteres en relación con la localización de la lesión ( novel cervical, dorsal o cono medular) que pueda condicionar que sean miembros superiores e inferiores o solo inferiores.

<em>Tumor intradural- intramedular cervical</em>
Tumor intradural- intramedular cervical
¿Cómo se pueden diagnosticar estos tumores?

Para el diagnostico de estos tumores es importante la sospecha clínica así como la exploración, pero por si solos no son suficientes por lo que se realizan pruebas de imagen, siendo la Resonancia Magnética Nucleares el mejor examen de diagnóstico y permite diferenciar las lesiones si son intradural ( intramedular o extramedular ) para a bordarlas de forma precisa.

¿Cómo se tratan estos tumores?
<em>Tumor intradural-extramedular</em>
Tumor intradural-extramedular

El tratamiento más importante y efectivo de la mayoría de tumores intrarraquídeos primarios es la cirugía. Como en la mayoría de casos son lesiones benignas el objetivo quirúrgico es, en la mayor parte de los casos, la extirpación completa y curativa. El éxito de la cirugía está determinado en primer lugar, por la naturaleza de la interfase entre el tumor y la médula.

Estos tumores se deben operar con monitorización neurofisiológica para evitar daños mayores durante la cirugía.

La mayoría de los tumores primarios son abordados a través de una vía posterior mediante una laminectomía.

El pronóstico depende de la localización del tumor, características morfológicas e histológicas del tejido, así como de la progresión de los síntomas; del estado neurológico del paciente en el momento del diagnóstico. Si la progresión de los síntomas es lenta y si el déficit es incompleto la recuperación puede ser expectante o buena.

Pero, si la progresión es rápida, la descompresión urgente es necesaria para prevenir los déficit neurológicos permanentes.

La radioterapia como tratamiento complementario es de utilidad relativa y debe ser indicada según cada caso, lo mismo que la quimioterapia.