El dolor de cuello es una de las molestias más frecuentes hoy en día. Pasar muchas horas frente al ordenador, mantener posturas forzadas o realizar movimientos repetitivos puede hacer que esta zona se resienta. En algunos casos, detrás de ese dolor se esconde una alteración concreta de los discos cervicales que conviene conocer y tratar a tiempo: la protrusión cervical. Quédate a leer el artículo y descúbrelo todo sobre esta afección.

Protrusión cervical: qué es

La protrusión cervical aparece cuando uno de los discos que tenemos entre las vértebras del cuello empieza a desplazarse ligeramente. Estos discos funcionan como amortiguadores entre los huesos, y con el paso del tiempo o el esfuerzo continuado pueden deformarse. Cuando esto sucede, el disco se “abulta”, presionando las estructuras cercanas, pero sin llegar a romperse por completo. Por eso no se considera todavía una hernia, aunque puede generar molestias parecidas.

En muchas ocasiones, este tipo de protrusión se detecta en la parte baja del cuello (entre las vértebras C5-C6 o C6-C7), que es donde se acumula más tensión y movimiento. Algunas personas no sienten nada, mientras que otras notan dolor o rigidez, dependiendo de si el disco presiona un nervio o no.

Causas

Las causas más habituales de una protrusión cervical están relacionadas con el desgaste natural del disco. Con la edad, los discos pierden elasticidad y se deshidratan, lo que los hace más propensos a deformarse. También influyen las malas posturas, sobre todo si pasamos muchas horas frente al ordenador o mirando el móvil con la cabeza inclinada hacia adelante.

Otros factores que pueden favorecer su aparición son los movimientos repetitivos del cuello, los esfuerzos bruscos, el sedentarismo, el tabaco o el sobrepeso, que aceleran el desgaste de la columna.

Síntomas

Los síntomas pueden variar según el grado de protrusión y los nervios afectados, pero los más frecuentes son:

  • Dolor en el cuello, que puede extenderse a hombros o brazos.
  • Sensación de rigidez o dificultad para mover la cabeza.
  • Hormigueo o entumecimiento en los brazos o las manos.
  • Debilidad muscular en la zona afectada.
  • En casos más graves, dolor continuo o pérdida de sensibilidad.

Tratamiento de la protrusión cervical

En la mayoría de los casos, la protrusión cervical no requiere cirugía y puede mejorar con tratamientos conservadores. Lo importante es abordar el problema desde el principio para evitar que avance o limite la vida diaria.

  • El primer paso suele ser descansar la zona y corregir las posturas que provocan molestias. También se recomienda adaptar el espacio de trabajo: mantener la pantalla del ordenador a la altura de los ojos y hacer pausas frecuentes ayuda mucho.
  • El uso de medicación antiinflamatoria y analgésica puede aliviar el dolor en los momentos de mayor molestia.
  • La fisioterapia es una parte fundamental del tratamiento: los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento del cuello y los hombros ayudan a reducir la presión sobre el disco y a mejorar la movilidad.

En algunos casos, el especialista puede recomendar infiltraciones o técnicas de rehabilitación más específicas si los síntomas no mejoran. La cirugía solo se considera cuando el dolor o la pérdida de fuerza no ceden con ningún otro tratamiento.

Tratamos la protrusión cervical

En Dr Katati contamos con un equipo especializado en el diagnóstico y tratamiento de problemas de la columna vertebral, incluyendo la protrusión cervical. Ofrecemos todo tipo de tratamientos para todo tipo de patologías en nuestras clínicas de neurocirugía en Granada y Almería, combinando experiencia, tecnología y un trato humano cercano.

Sabemos que el dolor de cuello o la pérdida de fuerza en los brazos pueden afectar mucho al día a día. Por eso, en nuestras consultas trabajamos para encontrar la mejor solución para cada paciente, valorando siempre las opciones más seguras y efectivas.

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